No cabe duda que
la función más importante de una invención que cristaliza en patente, o al
menos, la más solidaria, es la que nos lleva a concluir en que esta figura
pretende el avance del ser humano, el hacer más fácil su vida y el separar las
dificultades que nos impone la madre naturaleza.
Desde el papel,
que fuera inventado por los chinos hace 3000 años o el paraguas, creado por el
mismo pueblo, lo que así se acredita por estampas del S. II a.C , hasta el
jabón que tiene origen en Persia hace 5000 años, o el primer tenedor en Turquía
hace 6000, aunque por medio entrara en desuso en la Edad Media; desde el
sándwich, invento del IV Conde de Sandwich en 1792, por no querer levantarse de
la mesa de juego, haciendo preparar a su cocinero un trozo de carne entre dos
rodajas de pan untado de mantequilla, hasta la venta de hamburguesas por
primera vez en 1948 por parte de los hermanos McDonald’s; desde el primera
bolígrafo inventado por Lewis Edson en 1919
hasta la primera computadora personal creada por los hermanos Jobs y su
marca Apple en 1976, si bien no siendo explotada hasta 1981 por IBM; todos
estos inventos no han hecho sino desarrollar la comodidad del ser humano: hacer
la vida más placentera, como conclusión.
¿Se podría concebir la vida en una ciudad sin
el semáforo inventado por Barnes en 1912 en Cleverland? ¿Sería la misma
nuestra vida sin la TV, inventada como sistema audiovisual en 1926 por el científico
británico Baird? ¿Y si Graham Bell no hubiera dado el primer paso en 1876 en el
mundo de la comunicación oral, con la figura del teléfono?
Pero es que este
desarrollo no tiene fin. Sabían que se está trabajando en la actualidad en
vacunas por inhalación contra el sarampión; en recargar el IPOD o el móvil con
un gesto de la mano; en un cóctel de camarones como
fuel sustitutivo de la gasolina o en una nariz electrónica para detectar
enfermedades renales…?
Lo triste de
alguno de estos inventos es que el creador no tuvo la prudencia de defender sus
derechos frente a tercero, lo que le habría hecho casi con toda seguridad
millonarios. La pregunta es: ¿cómo es concebible que haya aún inventores que no
se planteen el hecho de protegerse frente a otros menos geniales, pero no nos
engañemos, más listos que se benefician de aquellos?
Rafael Jiménez Díaz
Abogado y Agente de la Propiedad Industrial
Abogado y Agente de la Propiedad Industrial
FERNÁNDEZ-PALACIOS ABOGADOS